¿Deséa ésta vasíja?
Miré al hómbre que me hablába.
El recipiénte que sujetába éra un objéto oscúro, con ciéntos, quizás míles de pequeñísimos lagártos o salamándras pegádos a él, péro con cólas, miémbros y pátas formándo un entórno de púas alrededór del objéto. ¡No súpe qué decír!
Sonrió y repitió la pregúnta como pára dárme tiémpo, ¿deséa la vasíja?
Es única, un tesóro, si la quiére se la doy, se la regálo.
Créo que díje álgo así como…
—Por lo ménos es ustéd originál, cási siémpre los que quiéren vendér álgo, van más al gráno, o asegúran que es úna antigüedád robáda y que la puéden comprár por cási náda.