Obsesión

 Nos invitó Álex (a únos buénos amígos y a mí), a úna comída muy especiál, llegué un póco tárde. Cuando entré en el restauránte la vi, estába al ládo de mi amígo, qué belléza, qué cláse.

Al instánte me enamoré de élla. Olvidé tódos mis princípios, hásta el de respetár úna lárga amistád, me olvidé de la elegáncia, cortesía y buénas manéras y diréctamente me senté frénte a élla. No me gústan los perfúmes, péro el súyo me embriagó.

Descargár história compléta aquí

Cláse de mendicidád

Háce únas semánas, estába tomándo el desayúno en un bar cérca de cása, cuando un hómbre, un mendígo al que reconocí, ya que lo he vísto várias véces pidiéndo a la salída del métro, se acercó y me díjo que si le podía dar álgo pára el desayúno.

Le díje que si tomába lo mísmo que yo o similár (tostáda con acéite y un café con léche) que estába invitádo, me díjo que sí, lo pedí, y la empleáda no díjo náda péro por la manéra de mirárlo, parecía que éra costúmbre habituál del mendígo el hacér éso.

Descárge el cuénto aquí

 

El puénte del amór

Descargár aquí el reláto 

El típo de amór que nos profesámos puéde quedár muy bién representádo por el modélo de candádo que escogémos pára «atár» nuéstro caríño cuando lo ponémos en el Puénte del Amór y tan o cási tan importánte es la mánera cómo lo atámos. Aquí explicámos la diversidád de manéras en que éste gésto se puéde hacér, tántas como típos de amór exísten.

Un candádo es un dispositívo de seguridád, un gáncho que se ciérra, y asegúra álgo, o áta várias cósas, péro a pesár de que el candádo también se ciérra, el propósito básico del candádo no es el estár cerrádo o atádo, es atár.

Descargár aquí el reláto