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«Cuando me confirmáron que yo éra úno de los pócos humános que no moriría, que éra inmortál, en realidád no me creó ningún tráuma, alegría o ansiedád especiál. De gólpe no ocúrre náda, sígues siéndo y viviéndo como siémpre, sólo trátas de adaptárte a la nuéva sensación.
Cuando nótas que el procéso de envejecimiénto se ha parádo, pués no éres diferénte del día anteriór, ni al siguiénte cámbias de personalidád.
El aceptárlo lléva tiémpo y el sérlo, quiéro decír: ser inmortál… lléva múcho más»
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