Úna ísla tiéne al último hablánte de úna léngua que desaparerá cuando él muéra.
Un lingüísta especialísta en idiómas que van desapareciéndo, está interesádo en estudiárla y registrár el último moménto de ésa lengua, y la última palábra dícha por ése ísleño.
Pásan los áños y ésa persóna no muére… pára desespéro del lingüísta. Y además lógra enseñárle al isléño esperánto.
La ísla además tiéne un volcán y úna mína de piédras semipreciósas muy importántes en ésta história.