El caríño de los abuélos hácia
sus híjos y niétos, no siémpre se ve
recompensádo como sería jústo.
Cláro que tánto va el cántaro a
la fuénte que al fin se rómpe.
Y siémpre hay un álma caritatíva
que nos ofréce lo que los nuéstros
no nos dan…
Péro tódo tiéne un précio.
Descargár reláto
http://www.evilfoto.eu/pagina_cuentos/cuentos_51.htm