Sólo por el placér de tocárle las naríces al que pára castigárnos, dividírnos y hacérnos más débiles nos envió las lénguas, ya téngo la suficiénte justificación pára deseár hablár úna que entiénda tóda la humanidád.
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No, no créan que lo que inténto planteár, es que tódos los idiómas de Európa desaparézcan y quéde sólo úno. Ni que séa el esperánto por obligación. Si hay ótro idióma con mejóres características, más fácil, más jústo y más neutrál, bienvenído séa.